Los SAF (Sustainable Aviation Fuels) producidos a partir de hidrógeno renovable representan una innovación significativa en la descarbonización del sector aéreo
Estos combustibles sostenibles se elaboran mediante procesos que combinan hidrógeno renovable, obtenido a través de electrólisis del agua utilizando energía renovable, con dióxido de carbono capturado.
La ventaja fundamental del uso de SAF como combustible es que no requiere de nuevas infraestructuras ni modificar las existentes. Además, no debe plantearse como la única opción en pro de la transición energética para el sector aeroportuario: tanto el hidrógeno como la electricidad se pueden usar conjuntamente y en cualquiera de sus combinaciones en vuelos de hasta 3.000 km de distancia. Una mezcla 50% SAF y 50% queroseno emitiría un 40% de CO2 menos que el uso únicamente de combustible de aviación convencional.
No obstante, el SAF es actualmente cuatro veces más caro que el queroseno convencional. Su consumo actualmente representa el 0,1% sobre el consumo global. Su éxito en el mercado requerirá una variedad de materias primas y de métodos de producción que lo hagan competitivo.
Los principales cuellos de botella para el correcto desarrollo y despliegue de las tecnologías de SAF son:
- Insuficiente apoyo desde las instituciones para promover la expansión del SAF.
- Falta de acceso al SAF en las cadenas logísticas e infraestructuras aeroportuarias.
- Disponibilidad limitada de las materias primas y de las infraestructuras asociadas.
Las instalaciones existentes que tienen la capacidad de producir SAF también producen otro tipo de combustibles, como el diésel renovable, de manera que la producción de SAF ‘‘compite’’ con otros productos de menor coste y mayor facilidad de producción.
Para apoyar el desarrollo de las tecnologías de SAF, es fundamental que el papel de los gobiernos se base en desarrollar políticas que aceleren eficientemente la producción y comercialización de este combustible alternativo, trabajar conjuntamente con otros gobiernos para impulsar políticas transversales y, por último, plantear los siguientes incentivos:
- Alivio y exenciones fiscales en producción, venta o adquisición.
- Apoyo de capital público y garantías de préstamos para instalaciones de producción.
- Subsidios de materias primas u otros mecanismos de apoyo similares.
- Políticas del mercado financiero, como el tratamiento preferencial de instrumentos financieros adaptados.
- Políticas contables, incluidos los programas de amortización.
- Programas de investigación y desarrollo y apoyo.
Además, puesto que la Unión Europea y EE.UU. por hoy no trabajan al unísono en relación a políticas para el SAF, deberán adoptarse estándares de sostenibilidad reconocidos a nivel global y se deberá armonizar los estándares actuales.
En conclusión, esta tecnología muestra un gran potencial, sin embargo, aún necesita una considerable inversión, incentivos fiscales y una gran colaboración entre países y empresas que posibiliten su desarrollo adecuado.